sábado, 14 de mayo de 2011

MIDNIGHT IN PARIS


Woody Allen es Woody Allen, de eso no hay ninguna duda. Si bien es cierto que sus temas no varían lo más mínimo, en ésta al menos ha resultado ser algo más original. Aún así los tópicos siguen siendo los tópicos. Crisis por doquier. En la pareja, en el trabajo, en la vida... Crisis.

He de reconocer que Vicky... me pareció un tostón pero Conocerás al hombre de tus sueños me gustó y bastante (muy probablemente por la gran actuación de Josh Brolin y Anthony Hopkins). En cualquier caso, Midnight Paris ha superado a las anteriores y me ha dejado un sabor de boca camino entre lo dulce y lo bohemio. Como digo, creo que sigue manteniendo ciertas costumbres a la hora de rodar, pero Allen es único y un genio, y sus películas son muy buenas.

Lo cierto es que este último film del neoyorquino (que está siendo presentado en el festival de Cannes 2011), más parece una postal sobre la ciudad del amor que una película. Para quienes alguna vez hemos tenido ocasión de visitar París es imposible no recordar las estrechas, adoquinadas y empinadas calles de Montmartre, o el reflejo histórico de obras como Notre- Dame, e incluso la belleza de ver la torre Eiffel iluminada por la noche desde el puente de Alejandro Magno. En cualquier caso, tal y como Woody ha presentado el envoltorio de esta película con esta ciudad, ya solo por eso, merece la pena sentarse a verla.

La historia tiene como trasfondo una cierta nostalgia al romanticismo. Cuenta la vida de Gil (Owen Wilson), un escritor americano que anhela vivir en el París de los años 20 junto a aquellos personajes a los que siempre ha admirado: Ernest Hemingway, Pablo Picasso, Scott Fitzgerald... En definitiva, Gil es un incomprendido. Vive con su novia Inez (Rachel McAdams) en Malibú y ésta proviene de una familia adinerada y republicana que entiende más bien poco la idea de felicidad que tiene Gil, como por ejemplo el mero hecho de encontrar tan romántico el pasear por la capital francesa bajo la lluvia. Inez es una mujer metódica y simple. Su idea de felicidad se basa en seguir los cánones establecidos, y Gil busca la sencillez de una ciudad mágica. Cierta noche Gil consigue viajar al pasado y se encuentra cara a cara con todas esas personalidades a las que siempre ha tenido en su mente. Es entonces cuando Gil empieza a disfrutar y a encontrarle el sentido a su vida. Pero pronto entenderá que Inez no entra en esos planes. Y que la magia de París no se encuentra en su pasado. En cierto modo esa es la preciosa reflexión que Allen nos deja tras las imágenes: A todos nos hubiese gustado vivir en una época anterior a la que nos ha tocado, y quizá ese desconocimiento, esas ganas de poder vivir en ella sea la que la haga tan especial... Tal vez lo mejor sea que se quede en nuestro pensamiento.

A la película no le faltan destellos de humor, como las interpretaciones de Hemingway o Dalí (Adrien Brody), y también esas secuencias de planos fijos e iluminación tan característicos. Por supuesto la banda sonora se centra en temas de jazz que son todo un clásico...

Las actuaciones son, una vez más, bastante sorprendentes. Rachel McAdams está estupenda en ese papel de mujer irritante, seca y carente de identidad propia. Michael Sheen hace el papel de Paul, una crítica estupenda a la figura del pedante. Todos conocemos a alguno o alguna como él ¿verdad?. Marion Cotillard vuelve a introducirse en el papel de la dulce dama que no solo enamora a Gil sino a todos los hombres de la sala. La mujer a la que interpreta, es el reflejo de Gil en su época. Otra incomprendida. Y por supuesto Owen Wilson, un tipo cuya nariz no es lo único que deja al espectador boquiabierto. Tan pronto hace una comedia ridícula como una película como ésta. Muy buen trabajo. El resto del reparto lo componen: Kathy Bates, Alison Pill, Adrien Brody... y Carla Bruni.

Creo que la película solo requería dos elementos para ser estupenda: una historia de la que se ha encargado Woody Allen y un escenario tan romántico como es París. Un film de estilo 'alleniano' difícilmente mejorable. La recomiendo y mucho.

Xabi.

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