lunes, 23 de mayo de 2011

SIN IDENTIDAD


Sin identidad es la última película del director catalán, Jaume Collet-Serra (La huérfana, La casa de cera, Gol 2 viviendo el sueño). Se trata de una película de acción, con un digno reparto, acción no desmedida y trama candente. Un thriller con tintes paranoicos made in Polanski, sobre Martin Harris, un competente científico al que todo parece irle sobre ruedas en la vida (sobre todo por su mujer…), y que en medio de un viaje de negocios a Berlín sufre un accidente de tráfico que le hace perder su memoria.
A partir de aquí, y si bien es cierto que el argumento del hombre que olvida su procedencia está trilladísimo, a Martin le toca luchar contra los agentes externos de rigor. ¿Te suena no? En efecto. Esta fórmula ya fue explotada en su día por el visionario Hitchcok, y más recientemente por la palomitera y económica saga Bourne.

Así que nos toca tirar un poco de lo de siempre… El reparto. Sin duda uno de los grandes avales de la cinta, con Liam Neeson a la cabeza (que se enrola en un personaje de tintes similares al que ya interpretara en la dinámica película Venganza), Frank Langella (el cara quemada de The Box- se que ha hecho películas mucho mejores, pero cualquier excusa es buena para hacer un guiño a mi querido Richard Kelly-), January Jones (¡mamma con la rubia gélida!), Bruno Ganz (rey de los disgustos al enterarse de las notas de cálculo, y rey del struddel – ¿se escribe así? -) o Diane Kruger (lo del acento de bosnia no se lo cree ni el tato, pero ese look naif tirolés con las dos coletitas hacen que le perdonemos absolutamente todo). Todos ellos vienen a cubrir, en parte, las carencias pasajeras de una historia cargada de altibajos.
Aquí se incluye la típica estructura de este tipo de películas, tales como el periodo de confusión pre-jaleo, las persecuciones de rigor una vez descubierto el pastel, y una vez caída la tostada por el lado de la mantequilla, y metidos en gastos, evidentemente, más ostias que en una misa.
No obstante, y para ser francos, si olvidas lo previsible de alguno de los acontecimientos de la cinta (cargada de tópicos todo hay que decirlo), el resultado general no es otro que un buen blockbuster que cumple con lo insinuado en su trailer, es decir, dos horas de entretenimiento sin apenas sobresaltos ni giros bruscos de guión.

Otra baza a ‘su favor’ es tener el privilegio de ser la primera película realizada por un director español capaz de conquistar la taquilla americana en forma de número uno en su primer fin de semana. Lo curioso del asunto, es que el film no es ni mucho menos para tanto bombo.
Un dato en forma de cura de humildad, dedicada para todos aquellos que creen lo que sale de España en forma de cine pertenece a Amenabar (el argentino) o Almodóvar.


Arkaitz


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