sábado, 26 de febrero de 2011

LOS CHICOS ESTÁN BIEN


Los chicos están bien, pero la película no tanto. Hay veces que Hollywood te sorprende, y con esta racha que llevamos de apoyar el cine independiente (cosa que me parece estupenda) es lógico que una película como esta esté donde esté. Lo que no termino de entender, sinceramente, es que sea catalogada como comedia, porque yo no me reí en ningún momento; disculpen mi ignorancia. A lo mejor es que no termino de captar muy bien la dinámica de estas películas indie. Yo es que soy un clásico, no sé si me entienden...

La directora del film, Lisa Chodolenko, ya había hecho anteriormente varias películas en las que el mundo gay, en concreto el de las lesbianas, era el eje central; vuelvan a disculparme porque yo no había visto ninguno de sus anteriores filmes. Lo que ocurre es que ahora, en pleno auge de modernidad social, este rollito de familia lésbica-estable ha debido de hacerle ver a más de uno que eso era una fuente de millones y probablemente algún premio que otro.

Lo que se nos presenta es la historia de un matrimonio de lesbianas formado por Nic (Annette Bening) y Jules (Julianne Moore), que tienen una parejita de hijos, ambos concebidos, obviamente, por una inseminación artificial. La hija mayor es Joni (Mia Wasikowska), una joven sensible, libre y capaz de comprender todo lo que se mueve a su alrededor. Su "hermano" pequeño es Laser (John Hutcherson), un joven deportista con una personalidad inteligente pero que desaprovecha saliendo con un quinqui que le lleva por la mala vida. Hasta aquí bien. El problema aparece cuando los chicos deciden ponerse en contacto con su su padre biológico, el hombre que donó su esperma para que ellos fuesen concebidos. Él es Paul (Mark Ruffalo), un hombre que vive libre, sin ataduras, inteligente y con ganas de formar una familia. Pero... los problemas empezarán a aparecer cuando éste inicia una aventura con Jules, y empieza a desestructurarse la familia... No sé, un rollo en plan Médico de Familia pero a la americana y con lesbianas.

Las interpretaciones son buenas, sobre todo la de Mark Ruffalo que le da ese carisma necesario a la película, pero lo que es el resto deja bastante que desear. Es demasiado predecible, todo el rato deja entrever lo que va a ocurrir y al final tiendes a creer que has sido tú, en una noche de borrachera, el que has escrito el guión y lo has mandado a tierras yanquis para que alguien hiciera una película sobre ello...

Las escenas de cama son bastante explícitas, y eso le da su toque morboso al largometraje, pero no hay mucho más que decir, la verdad. Yo más bien diría que es una película hecha para hacer ver a la sociedad que el mundo del cine comercial va avanzando poco a poco y que ya se acepta a los gays como pilares de una familia perfectamente estructurada. Yo... esto ya lo sabía. Es decir, defiendo la postura gay, nunca he creído lo contrario, pero no me hace falta tragarme hora y media de una historia que no va a ningún lado para verlo todo más claro. No sé, es como una metáfora: un matrimonio estable e incluso aburrido ve alterado su orden y tranquilidad cuando un tercer elemento viene de fuera a intentar joder el asunto... solo que en vez de ser papá y mamá, son mamá y mamá. Ya está, no hay más.

Espero, por el bien del cine y el de mi corazón, que esta película (que se puede ver tranquilamente, tampoco voy a decir que sea una mierda) no se lleve muchos premios mañana por la noche, porque dudo que sea la mejor en nada. Annette Bening hace un buen papel, sí, pero muy lejano al de Natalie Portman. Y bueno, lo de estar nominados a mejor película, creo que debería bastarles como premio suficiente... Aunque vaya usted a saber, esto de los Oscar es un mundo al que yo todavía no he terminado de pillarle bien el truco.

En definitiva, dentro de un añito como mucho, podrán disfrutarla el domingo por la noche en TVE. Aprovechen el momento y véanla. De momento, pueden ir a ver Black Swan.

Xabi.

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