miércoles, 6 de julio de 2011

TRANSFORMERS: EL LADO OSCURO DE LA LUNA

Vuelve el director “Blockbuster” por excelencia. Vuelve Michael Bay. Y es que si hay alguna palabra que defina al director de Los Ángeles, esa es pastizal. Y es que la mayoría de sus producciones se caracterizan por venir acompañadas de un presupuesto abominable ( saga Transformers, La Roca, Armaggedon, La Isla… ), destacando además su gusto por el cine de terror ochentero , habiendo realizado sendos remakes de Viernes 13, La Matanza de Texas y Pesadilla En Elm Street , e interesado en un futuro proyecto sobre el payaso diabólico de Stephen King “It”. Pero si hay algo que realmente me gusta de este tipo, es su gusto por Victoria Secret (realiza el spot navideño de las señoritas anualmente), no es listo el jodío.

Precisamente en uno de esos rodajes fue donde descubrió a la chica cañón encargada de sustituir a la engreída y problemática Megan Fox. Físicamente el listón estaba realmente alto, puesto que no es fácil tirar abajo todo un mito sexual de los últimos años, pero Rosie Huntington lo ha conseguido. Vaya que si lo ha conseguido, pues lo reconozco, fui al cine casi en un 80% por ver a la modelo mejor pagada del mundo en pantalla. Triste, ¿verdad?, pero qué buena que está señores. De acuerdo, no estoy siendo objetivo, ya es sabido que las prefiero rubias, pero es que cualquier varón que se preste se fijaría en ella hasta cuando sale desenfocada y en segundo plano. Sencillamente tremenda.

En cuanto a lo puramente cinematográfico Transformers: El lado oscuro de la Luna no ofrece nada que vaya más allá que el puro entretenimiento barato, aunque de barato no tiene nada, pero ya me entendéis. Todo son ruidos y excesos, ritmos frenéticos, robots gigantes dándose ostias a cascoporro, efectos especiales, adulación femenina casi grotesca (la segunda escena es un plano detalle del culo de Huntington subiendo unas escaleras), chistes fáciles, personajes histriónicos, clichés, planos robados, hilo argumental endeble, así hasta un largo etcétera.
No obstante, y siendo razonables, esta tercera entrega de la saga es un producto más de la estantería de Hollywood. Otra manera, más o menos respetable, de hacer cine, perfecta para ser acompañada por un buen cubo de palomitas.


Arkaitz.

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