miércoles, 13 de julio de 2011

CARS 2



Va de secuelas. La productora de animación Pixar y el director John Lasseter vuelven a la carga con Cars 2, un producto comercial y poco arriesgado en comparación con anteriores títulos de la firma. Pese a repetir con su famoso patrón de valorar el sentimiento humano por encima de la acción, centrándose en la importancia de la amistad por encima de todo, algo termina fallando. Y es que ya no hay rastro de la frescura característica de películas como Toy Story o, sin ir más lejos, de su predecesora Cars. El claro ejemplo de una secuela innecesaria, con falta de gracia, inteligencia y un ritmo difuso.


Pese a todo es realmente entretenida, contiene numerosas referencias al mundo del motor, así como un refinado diseño gráfico (especialmente destacable en la construcción de las distintas ciudades en las que se celebran las carreras), que sin embargo no llenan del todo el vacío creado por una historia bastante floja y poco arriesgada.



En la historia, Rayo McQueen y su gran amigo, la bobalicona y oxidada grúa Mate, viajan por el mundo para disputar el Campeonato Mundial a fin de comprobar cuál es el bólido más rápido de la tierra. En dicho trayecto, y mientras McQueen pelea por ser el campeón, Mate (que sorprendentemente, al menos para mí, pasa a ser el protagonista del film) se verá envuelto en una trama de espionaje y, como si de una película de James Bond para niños se tratase, avanza la película hasta un desenlace tan esperado como irrelevante.


No faltan los elementos técnicos, ni los escenarios sobrecogedores, pero sí que resalta la ausencia de emotividad, originalidad y encanto que viene siendo habitual en este tipo de películas.

Sin duda la floja apuesta de Pixar y Lasseter les obligará a realizar un Stop & Go.


Arkaitz.

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