
Lo bueno de no esperar mucho de una superproducción es que la mayoría de las veces saldrás ganando al hacerlo. Y Thor, la nueva película del reputado Keneth Branagh, da buena muestra de ello, y es que para nada te defraudará si tu predisposición es esa.
Ahora bien, su tu intención es la de ver algo más profundo que una densa intro de veinte minutos cargada de diseño gráfico y metafísica condescendiente, chistes blancos, socarronería, músculos acojonantes, y a la bella, bella Natalie… Ya puedes irte olvidándote.
Thor es precisamente eso, entretenimiento puro y duro. Puede que precisamente por eso el cartel del afamado Branagh, resulte un tanto extraño de antemano para una película (otra más) de superhéroes, pero sin duda es una baza en favor de la recaudación en taquilla, ya que atraerá tanto a sus más acérrimos seguidores, aunque sea como curiosidad, así como a los amantes de los cómics y el cine de acción.
Y es que la Marvel ya lleva tiempo exprimiendo con ahínco la naranja (X-men, Spiderman, Iron Man, Hulk, Daredevil…). El merchandising, las secuelas, o los spin off son como una gran bola de nieve que nunca deja de rodar y de hacerse cada vez más grande.
Pero, a decir verdad, no estoy descubriendo nada nuevo, y puede que esto decepcione a más de uno en cuanto al estado del cine actual, no obstante no hay mucho más a lo que agarrarse de la cartelera actual.
Dicho esto, el guión de Protosevich (supervisado por el omnipotente Stan Lee) cuenta la historia aporta la transformación de su personaje principal, Thor, (Chris Hemworth) desde la arrogancia y la ambición desmedida, hasta la humildad y el autocontrol. Un viaje interplanetario entre dimensiones a través de puentes de arcoiris (se conoce que el de Einstein-Rosen estaba pillado), con una estética que recuerda a una mezcla entre vikingos y caballeros del zodíaco, y en el que se verá acompañado por unos secundarios de auténtico lujo (destacar a Stellan Skarsgard, Anthony Hopkins, René Russo, y al sol de los soles, Natalie Portman, que cada día que pasa está más buena.) hasta su desenlace, del que probablemente tendremos sendas secuelas.
Hay acción, efectos especiales, chicos cachas, peleas espectaculares, traiciones, valores en juego, y tenemos a “la chica”. Esa chica por la que atravesaríamos millones de puentes de arcoiris hasta encontrarla. Y es que hasta los semi-Dioses estan enamorados de ella. Y a decir verdad, tampoco es de extrañar.
En resumen. Dinámica y fácil de ver. Te la recomiendo.
Arkaitz.
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