lunes, 2 de mayo de 2011

THE COMPANY MEN


The Company Men es un drama que cuenta la historia de Bobby Walker (Ben Affleck), un jóven bien formado, un alto directivo de la empresa de transportes GTX, con un salario de 160.000 $ anuales, una familia maravillosa, un Porsche gris metalizado aparcado en la puerta de su garaje, y su impoluto carnét de socio del club de glof de la ciudad. El sueño americano de toda la puta vida vaya.

Pero la vida a veces reparte ostias a destajo, y puesto que la película se enfoca en la coyuntura económica actual, la Gran Depresión empieza a quedarse corta en comparación a lo que nos rodea, y evidentemente, al bueno de Bobby se le acabaron los alardes, el pedir créditos, y la tarjeta de golpes del club de golf. Porque resulta que GTX recorta plantilla, y él es uno de los damnificados junto con (entre otros) sus compañeros Phil Woodward (Chris Cooper) y Gene McClary (Tommy Lee Jones), todos ellos correctos en sus interpretaciones.
Este giro repentino conllevará un necesario cambio en sus diferentes perspectivas vitales, cada cual con su drama particular, familia, su posición social, etc.
Por lo que a Bobby no le quedará otra que adoptar una nueva visión de las mundo y de paso aprovechar para acercarse más a los suyos (mención especial a su cuñado en el film, notablemente interpretado por Kevin Costner) para así reconducir su existencia.

A su favor decir que el film es sobrio en su ejecución, sencillo en sus pautas, y crudo por la gran certeza que asola a su idea central de que la preparación laboral de poco o nada sirve si el mercado no ofrece oportunidades. Aunque, afortunadamente siempre hay lugar para la esperanza, y su toque de optimismo final, que huye de la tendencia lacrimógena y pretenciosa de otras cintas semejantes, así lo confirma. Sin duda, toda una reflexión sentimental, realista y sincera, de la situación de la economía actual, pero siempre contada desde el punto de vista de altos cargos empresariales, con los que evidentemente resulta más complejo empatizar. No obstante, y por añadir algún pero más, la trama no es farragosa en cuanto a cifras, ni tampoco se enzarza en una crítica hacia el sistema económico vigente. No hay ni un ápice de mordacidad. Simplemente se centra en el problema humano que todo esto supone. Que, por otra parte, no es poca cosa.


Arkaitz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario