lunes, 14 de febrero de 2011

127 horas


He aquí otro de los largometrajes nominados a mejor película para los Oscar de este 2011. En esta ocasión hablamos de 127 horas, el nuevo filme de Danny Boyle que relata la dramática situación de un hombre que se ve atrapado en la grieta de un cañón tras sufrir un accidente que le deja el brazo apastado bajo una enorme roca. Toda una lección de superación física y humana en una situación de angustia en la que muchos hubiéramos perdido la cordura.

Con este proyecto, que una vez más le define como uno de los grandes, Boyle regresa con una historia que difícilmente puede compararse con su anterior trabajo, Slumdog Millionarie, aunque por otro lado, tienen más de una similitud. En ambas encontramos un lado oscuro de la vida que al final se resuelve en un cóctel de emociones perfectamente estructuradas por la capacidad innovadora del director inglés. Si tuviera que definir ambas películas diría que son emocionantes, dramáticas y muy entretenidas.

La historia cuenta la vida de Aron Ralston, un ingeniero de profesión y alpinista de corazón que decide hacer una escapada de fin de semana a Blue John Canyon, un remoto lugar que Dios decidió dejar en algún rincón desértico de Utah. Debido a su personalidad de hombre solitario y con cierto aire de superhéroe, se marcha sin avisar a nadie del lugar al que irá, de manera que la soledad será su principal enemigo en esta dura batalla.

Una vez comienza su andadura y tras conocer a unas jóvenes chicas que estaban perdidas, Aron se queda solo. Es entonces cuando, al intentar descender por una grieta, una roca que estaba suelta le hace resbalar y caer hasta el fondo del agujero. La roca, de tamaño considerable, le aplasta el brazo derecho contra la pared y a partir de ahí todo lo que veremos serán las 127 horas que Ralston pasó en esa grieta hasta el final de la película.

Yo diría que una vez visto el film y habiéndolo valorado y masticado, es prácticamente imposible no hacer una comparación con Buried. Ambas tienen el difícil reto de mantener despierto a un espectador que lo único que está viendo es a un único personaje en un único escenario, en un caso, un ataúd por dentro, y en el otro, una grieta. Aquí se puede decir que, o bien Boyle es más listo y utiliza diferentes recursos que agilizan la película, o que simplemente hizo trampa recurriendo a momentos flashback en los que el protagonista deliraba, evitando así que el público se aburriese de ver tanta piedra. No podemos olvidar que si en algo es Boyle un maestro, es precisamente en eso, en esos planos tan extraños e innovadores, dividiendo la pantalla en tres como si fuese el videoclip de una canción, haciendo ángulos imposibles y mezclando todo ello con una buena selección de temas musicales. Y a esto, por supuesto, hay que añadirle el enorme trabajo de interpretación que ha hecho James Franco. La mayor parte de la interpretación es más bien muda, basada en miradas, en dolor, agobio, sufrimiento, pérdida de la razón y desesperación. Todo un papelón que, estoy seguro, le situará como una de las futuras promesas del cine americano.

Creo que es digna de mención la fotografía de la película. Los paisajes que se nos muestran en esos grandes planos son preciosos y te permiten situarte mejor y hacerte una idea del sufrimiento que ese hombre podía estar pasando. Además, me gustó mucho también el momento en el que el protagonista simula hacer un show televisivo. El cambio de planos e incluso el juego que Boyle hace utilizando la cámara de vídeo como recurso me pareció muy divertido. Y otro punto muy interesante también es el aspecto realista con el que se tratan ciertos temas que no desvelaré por si hay alguien que no haya visto aun la película. Lejos de hacer violencia gratuita como es el caso de Saw, en 127 horas creo que es necesario. Es decir, no llega a ser gore, pero sí te hace ver la dureza de la situación, que a pesar de ser algo "estúpida" no es ninguna broma.

Como opinión personal diré que la película me gustó bastante. Sinceramente no creo que Boyle se lleve el Oscar (otra vez) ni que Franco se estrene como mejor actor (de lo contrario no le hubiesen ofrecido presentar la gala). Aun así, es una opción muy recomendable para todos aquellos o aquellas que no sepáis que ver el día que vayáis al cine.

Xabi.

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