lunes, 17 de mayo de 2010

ROBIN HOOD



Bien de cuartos despilfarrados, entre otras cosas para pagar las abultadas nóminas de los Russell Crowe, Cate Blanchett, William Hurt, Max Von Sydow, Mark Strong, Matthew Macfadyen...
Rostros más que de sobra conocidos por todos.
Un buen director a la batuta de la orquesta como es Ridley Scott, que repite por quinta vez con su actor fetiche neo zelandés en el papel protagonista de una de sus películas.
Una historia casi tan explotada como la saga de En Busca del Valle encantado (que Piecito me perdone), y unos 140 minutos de película que por momentos llegan a convertirse en eternos.
Todo esto forma el cóctel de complicada digestión conocido como Robin Hood (2010).

La historia se centra en la Inglaterra del Siglo XIII. Robin (Russel Crowe) un arquero de los de mear y no echar gota, trabaja al servicio del Rey Ricardo (corazón de León) luchando contra las hordas francesas.
Pero el Richi la palma en combate, y Robin se las pira a Nottingham (prisa) donde conoce a Lady Marion (Cate Blanchett), que naturalmente le hace la goma: al principio no quiero y apestas, y al final acabamos en la alcoba.
Total, que Robin se revela contra una corona ahora corrupta para intentar recuperar el equilibrio y la justicia, vamos igualito que los de UGT ahora pero con cofia y malla metálica.
Lo dicho, unos cuantos minutos de ostias a cascoporro por aquí, una trama de traición al nuevo rey, unos besitos por allá, un puñado de chistes fáciles y te encienden las luces para que los pobres acomodadores recojan la mierda que hemos dejado.

Honestamente he de reconocer que no esperaba excesivos milagros de esta superproducción.
Ni siquiera un guión bien elaborado (algo que desafortunadamente es demasiado pedir en los días que corren), tan sólo esperaba un puñado de escenas de acción, un Russel Crowe bastante en forma en comparación con la obesidad más cercana al homónimo 'Robin Food' en su última interpretación en la convincente La sombra del poder, y un rato de entretinimiento "barato".
Y siendo justos es lo que la cinta nos ofrece. Ni más ni menos.
Las batallas a espadas y flechazos no distan mucho de las vistas en los primeros 20 minutos de Gladiator (quitando el toque épico de esta obra maestra), salvo que con 10 años más de adelantos tecnológicos.
Y es que a mi entender, Scott por momentos se recrea en exceso con mareantes movimientos de cámara en las escenas de lucha. Evidentemente no deja de ser un efecto adecuado en instantes determinados de un film (que se lo digan si no a su tocayo -de apellido- Tony Scott) pero es algo que cansa rápidamente si este se convierte en recurrente.
He de decir que aproximandome al final de la película comencé a darme cuenta de que en realidad no se trataba de un remake, si no (y disculpad mi ignorancia), UNA PRECUELA!!!!
Lo que le lleva a uno pensar, y creanme esto no es para nada descabellado y más teniendo en cuenta cómo ha segado la cabeza a la Alicia de Tim Burton en taquilla en un sólo fin de semana.
Y es que se que sueno a repetitivo, pero poderoso caballero es Don Dinero.
Y aunque la película pueda dejarte destemplado al incio, intermedio y final, si el resultado global es de bien de billes en las cuentas de la Universal y la Imagine, ya se encargarán los Brian Grazers de turno en financiar la petardada.
Y tonto seré yo que pagaré por verlo.

Me gusta: Max Von Sydow en general y la francesita (no me voy a poner a buscar quien es) que se folla al nuevo rey de Inglaterra.
No me gusta: Pensar en tanto dinero malgastado para mejorar la versión del Hood de Kevin Costner, algo que haciendo bote entre todos hubiesemos conseguido sin dificultades.

NOTA: 6,1

P.D: No debería ir al cine tan seguido después de haber visto una película como Two Lovers hace sólo un par de días.
El mismo sábado vi un clásico de Woody Allen (Hanna y sus hermanas) y aunque ácida y con los toques de humor e inteligencia que nos tiene acostumbrados me pareció digamos normalita.

Arkaitz.

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